21 junio 2011

El ejemplo

Mi bisabuelo, Gregorio Merino, creció en un rancho llamado El Chilar en Tabasco. Vivía con sus abuelos que fueron los encargados de su educación. El abuelo de mi bisabuelo, mi chosno, creía que la mejor manera de educar al pequeño Goyo era con el ejemplo, era importante enseñar y educar a través del ejemplo y la mera verdad es que mi bisabuelo sí aprendió.

Si mi abuelo se robaba algo o hacía alguna maldad o travesura, le enseñaban con el ejemplo. Siempre el ejemplo, el pobre ejemplo.

Pobre, porque el ejemplo era un chamaquito de su edad que trabajaba en el rancho. Y si Goyo hacía algo no debido, iban a darle cinturonazos al ejemplo. Si Goyito se merecía un zape o un manazo, se lo daban al ejemplo, pero claro que Goyo lo tenía que ver, si no, ¿Cómo iba a aprender?

Cuando acababan de "zumbar" al pobre ejemplo le decían a mi bisabuelo ¡Esto te va a pasar a ti si vuelves a tomar los huevos de codorniz! ¡Así te vamos a dejar si sigues con tus maldades! Y mi bisabuelo veía y aprendía del ejemplo.

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