12 abril 2010

Efímero


Gira sobre el papel veloz y ligero como si fuera una pluma de ave y no un simple bolígrafo, deja tras él una línea de tinta que no dibuja nada específico pero demuestra un sentimiento vivaz, alegre y esperanzador. La pluma traza líneas con movimientos fugaces, pero pronto disminuye su velocidad sin detenerse para crear unas ondas suaves y gentiles. El par de ojos examinan cada raya, cada contorno, cada vaga figura; les gusta lo que ven sobre el papel cuadriculado del viejo cuaderno, pero no lo suficiente. La mano deja el bolígrafo sobre la mesa, arranca la hoja de papel, la arruga y la tira al basurero.

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